Leo hoy en la prensa que las
partes sociales han rechazado la propuesta pepera de subir las pensiones de las
madres con hijos. Coincido con sindicatos y patronal que es una idea rancia,
plagada de estereotipos, defensora de un modelo de familia tradicional,
estigmatizadora para las mujeres en su condición de trabajadoras y muy
defectuosa. Es más, difícilmente parece compatible con las Directivas de la
Unión Europea en materia de igualdad, sobre todo a la vista del asunto Leone. Es decir, describe una vez más
qué piensa la derecha cutre de este país sobre las mujeres.
Dicho esto, no he estado, claro está, en la discusión del
tema. Pero, tal y como aparece reflejado en la prensa, las partes sociales
expresan que “la Seguridad Social no
está para financiar políticas de natalidad”. Si eso es lo que han dicho, me
declaro tan lejos de la propuesta del PaPo como del pensamiento de las partes
sociales. Como primera idea, habría que pedirles que estudiaran algo de
normativa internacional, porque el Convenio nº 102 de la OIT, sobre norma
mínima de Seguridad Social incluye en su parte VII las prestaciones familiares.
Es decir, para la OIT la Seguridad Social sí que está para eso. Aunque es
verdad que España no ha aceptado la parte VII, porque obviamente no la cumple
con una dignidad mínima. Por su parte, la Recomendación 202, de 2012, sobre
pisos de protección social, sugiere en su punto 9 que se incluyan, entre las
garantías básicas de Seguridad Social, las prestaciones familiares.
Pero el tema no es tanto de
normativa internacional como de raciocinio social. Vivimos en un país en el que
las mujeres no tienen hijos porque no trabajan. Y en el que tienen menos hijos
de los que quisieran tener. Un país en el que trabajar no les merece la pena
porque no cuentan con servicios suficientes y accesibles de crianza de hijos.
Un país que las encarrila en la carrera maternal –cerrando su carrera
profesional- porque no hay una adecuada combinación de medidas laborales y de
Seguridad Social para que puedan desarrollarse en el mercado de trabajo.
Lo malo de todo es que CEOE,
CEPYME, UGT y CCOO mandan un mensaje discriminatorio. No pongamos la excusa de
los estereotipos y de las propuestas envueltas en papel charol del PaPo para
abordar una urgencia social inaplazable. Tan importante como el mantenimiento
de las pensiones es la crianza digna y corresponsable de los hijos, desde luego
bajo la perspectiva de la pluralidad de las unidades familiares.
Si Galicia ya es un país
envejecido con muy difícil vuelta atrás, que no lo sea todo el Reino de España.
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