Hoy,
al volver de la playa, me dediqué a leer este documento tan “novedoso” que
debía de ser el RD-Ley 23/2012, por el que se introducirían grandes novedades en
el Plan Prepara. Me resulta especialmente apropiado escribir hoy en español
porque pasé en coche por los dominios de D. Madiano, de Pilariña Red, de
Alfonsito Wheel…Ya sabéis: Sangenjo, Rajó, San Vicente del Mar, La Toja…Es más,
como dejé a mi hijo en un campamento en La Lanzada, de la Diputación de
Pontevedra, mismito escuché loas del benefactor y prohombre Rafael Louzán,
presidente de este organismo tan imprescindible para la gobernanza española.
A
lo que iba, prórroga del plan Prepara. Se ha prorrogado, hasta ahí todo bien.
Se han incrementado en 50 euros los subsidios para desempleados con cargas familiares.
También bien. Pero punto y final. En términos generales, un despropósito. No se
trata de la familia de laboratorio a la que se refirió el viernes en el
Cortello de Ministros Sor Fátima, que tiene rentas de ocho mil euros al mes y
un desempleado de larga duración, sino de analizar a los colectivos excluidos, “daños
colaterales del fuego amigo”:
-Primeramente los jóvenes. Por
supuesto, en una forma de hacer políticas “made in Spain”, se retira el
subsidio a los descendientes que convivan con los ascendientes si éstos tienen
rentas superiores a las previstas en la norma –que vienen a ser las que
justifican el acceso al subsidio asistencial por desempleo-. Es decir, después
de haber derogado hace meses la ayuda al alquiler, ahora se les castiga por
volver a casa de papá y mamá retirándoles el subsidio del programa de “recualificación
profesional”. O sea, como siempre: son las redes informales las que cobijan las
situaciones de necesidad en nuestro país. A ellas se confía evitar las
situaciones de pobreza. La familia, entendida en el más puro sentido napolitano
como única proveedora de bienestar social. Ello, por supuesto, sin comentar los
más que esperables cambios de empadronamiento de muchas personas desempleadas
para escapar de la exclusión de la norma.
-Segundo las mujeres. Es decir,
las que pierden la prestación o el subsidio y viven con su cónyuge que tiene
rentas, también fuera del programa. Aún habrá que escuchar a algún pepero decir
que también sucede al revés: el esposo deja de tener el subsidio si su cónyuge
trabaja. Es la tan conocida ideología de género de la derecha de este país: la
mujer y la sartén en la casa están bien. Si están sometidas económicamente a su
pareja, ya estamos en la Arcadia feliz a la que quiere volver el PP.
-Tercero las personas pensionistas.
Porque en el esquema de sociedad que va dibujando este “Gobierno”, se erigen en
sustento económico de sus familias. Sin límite alguno de edad, se ven en el
deber ético tan poco estético en una sociedad presuntamente civilizada de tener
que amparar a sus hijos que extinguen su cobertura del desempleo. Es decir,
hijos e hijas “rescatados” por padres y madres jubilados o viudas/os, con el
fracaso vital que ello supone a esos descendientes ya adultos.
¿Cuánto se ahorra con estos
recortes? Yo creo que poco, razonables fraudes ya descontados. Pero de nuevo el
Real Decreto-ley refleja ideología ultramontana. Y ahora, me pregunto: ¿se han
mejorado algo los derechos de las personas beneficiarias ante los servicios
públicos y privados de empleo, que han de prestarles algún servicio específico?
“Claro que no, iluso”, esa es la
respuesta. Basta con ver cómo el Ejecutivo Central y sus “aventajados gobiernos
periféricos” van podando con mimo todas las acciones de empleabilidad. En
Galicia, sin ir más lejos, Mr. Bean y su flamante conselleira mrs. Mato han
ahorrado una pasta en acciones de empleabilidad para otros enjuagues. ¡Es que
gastarlo en personas desempleadas es un dispendio inasumible!
Bueno, Europa achucha con esta otra
reforma del empleo, la que de verdad hace falta. A ver si la ministra y su
aventajado director general de empleo escuchan a la Comisión también cuando
habla de Estrategia de Empleo y dejan de practicar esa sordera selectiva, tan
del gusto de algunos gobernantes. En próximas entradas alguna receta iré
adelantando, de las que bien vendrían. Mientras tanto, este Decreto ley es otro
Ecce Homo de Borja. La similar capacidad de restaurar de Cecilia Giménez y de
Fátima Báñez es la que me ha sugerido el título de esta entrada. Pónganle cara
al RD-Ley 23/2012. Yo sugiero la de Guillermo Collarte.
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