10 feb 2015

GOING FOR GROWTH.- LA OCDE TAMBIÉN ESTÁ INSATISFECHA CON LAS REFORMAS




Ayer me llamaron la atención algunas vagas referencias de la prensa generalista y económica al informe de la OCDE referido a las reformas de política económica para 2015. A la vista del sincretismo con que el asunto se trataba en algunos periódicos asalmonados enseguida pensé que había gato encerrado. Máxime porque los mensajes parecían un poco inconexos e imprecisos. Así que era cosa de leer las reflexiones relativas al Reino de España.

Vaya por adelantado que este organismo siempre se ha destacado por sus recetas liberales en torno al mercado de trabajo. Pero, al mismo tiempo, por una exigencia grande en cuanto al desarrollo de los sistemas formativos y a la integración profesional de las personas a través de modelos eficientes de empleablidad, así como por un marcado interés por una buena combinación entre políticas activas y pasivas de empleo. En realidad, sus recomendaciones siempre han sido recogidas de forma un tanto sesgada y se ha caído repetidamente en la tentación de asumirlas parcialmente y de forma interesada.

Las prioridades que indica para 2015 desnudan graves críticas que la OCDE le formula al gobierno español. Con la jerga que le es propia, pone de manifiesto su grave preocupación por el hecho de que se hayan reducido las becas de estudio. De hecho, señala como una de las recomendaciones para 2015 no recortar más. Y añade la necesidad de darles una oportunidad a los trabajadores mayores y a los que están insuficientemente cualificados.

Igualmente expresiva es la receta en cuanto a las políticas activas de empleo: incrementar los recursos y la eficiencia de los servicios públicos de empleo. Es decir, ni los unos ni la otra han sido suficientes. Entre otros motivos, porque las reformas recientes de la Ley de Empleo se han inclinado más bien por incrementar el mercado y el negocio de las agencias privadas de empleo, en perjuicio de los colectivos más desfavorecidos y con mayores problemas de integración en el mercado de trabajo. Solo los sistemas con servicios públicos dotados pueden desarrollar adecuadas políticas activas de empleo.

Pero sin duda lo más interesante es la receta para que los salarios “respondan con mayor rapidez” a las condiciones económicas cambiantes. El documento afirma, de forma poco política, que no ha sido adoptada ninguna medida a este respecto. Y recomienda evaluar los efectos de la reforma de 2012 sobre negociación salarial. Además, propone incrementar la base representativa de los convenios sectoriales para hacerlos más inclusivos. Y, como opción alternativa, requerir a las empresas que se integren en los convenios de sector mejor que permitirles que se separen de los mismos. Es decir, justo lo contrario de lo que ha propuesto la reforma de 2012. Al parecer, para la OCDE los convenios de sector no son tan rígidos ni tan indeseables. Ni le parece que la reforma de 2012 favorezca una adecuada adaptación salarial.

También insiste en la dualidad entre trabajadores indefinidos y temporales. Nuevamente, la OCDE no reconoce que se haya hecho nada al respecto. Y eso es verdad: más bien el recorte de derechos a todos los trabajadores no ha disminuido la brecha, solo ha hecho a todos más vulnerables. Las indemnizaciones por fin de contrato deben aplicarse a todas las modalidades de contrato, sin excepciones. Y deben ser progresivas, a medida que se prolonga la relación laboral. Lo cual, desde luego, no es necesariamente un sistema de contrato único, pero de toma en consideración del tiempo de prestación de servicios. En todo caso, supone una mejora de los derechos de los trabajadores atípicos.


Por supuesto, el planteamiento que hace la OCDE es de política económica, no de derecho. No es un programa que merezca implementarse sin mayores reflexiones. Pero pone muy al desnudo carencias de las políticas internas y errores de bulto sobre la supuesta eficacia y eficiencia de nuestras reformas laborales. Desde luego, el pensamiento liberal no está necesariamente de acuerdo con tales proclamadas virtudes de las últimas reformas del mercado de trabajo.

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